martes, 15 de mayo de 2012

Una canción que puede llegar a unir a personas. Esa misma que, tiempo después las separa...

Abrió las puertas con decisión. Sí, yo iba detrás, temerosa de lo que pudieramos encontrarnos. Los muebles estaban cubiertos de sábana, y los postigos de las ventanas albergaban demasiadas arañas. Tenía miedo. No me gustaban las arañas, pero menos me gustaba estar a solas con esa persona. Aún así no podía volver atrás...
Ella iba desarropando los muebles, buscando algo. Estaba nerviosa, desesperada. Yo apenas me mantenía en pie... Si hubiese inventado el teletransporte o la invisibilidad, pero claro suelo ser muy dejada y solo  me acuerdo en los momentos que los necesito.

Dio una patada al aire. La conocía, sabía lo que pasaba por su cabeza. Se arrodillo en el suelo, implorando... Cada vez me daba mas miedo pero me acercaba a ella, tanto que pude tocarla con mis manos... Sabía que era eso lo que buscaba.
Me sonrió, lo sabía. Y como si sonase aquella canción en su cabeza, como si sonase en nuestras cabezas, lo destapó todo.
Sonreía. Yo tenía miedo. Demasiado... No quería que lo encontrase.

Ahí está. Me dedicó la última sonrisa del día...
Con cariño, abrió el piano y acarició las teclas como aquella que toca lo más preciado de su vida. Me senté a su lado.
Contuve la respiración. Tenía miedo.
Desafinado. Como más le gustaba a ella, empezó a tocar nuesta canción... Aquellos acordes que la hacían llorar, le hacían "tocar el cielo". Conforme iba pasando la canción se iba cerciendo, aumentaba la intensidad, los sentimientos...

Entonces llegó al clímax... Dejó de tocar, dejó de respirar, dejó de sentir. Simplemente dejó la canción sin final.
Se reconvertió en lo que era, una persona. El recuerdo de su acompañante volvió a su mente...

Ella misma abrió las puertas, ella misma tenía miedo, ella fue la que quitó las sabanas y la que se golpeó la espalda...Ella la que se sonrió a sí misma.
... Ella, la que se fue como vino... SOLA.