lunes, 16 de enero de 2012

Pérdidas, respuestas, preguntas...

Me pidió que le preguntara cualquier cosa. "Chico, es una falta de educación".  Ya me avisó mi madre: no preguntes demasiado si no quieres escuchar respuestas insolentes...
Aún así , mi curiosidad mató a cincuenta gatos y, claro, yo no fui menos: recibí cien puñaladas en el corazón...  A veces pienso que fueron dos por gato, pero desecho la idea al ver una imagen reflejada en la pared: Yo, mi persona, apuñalandome, una y otra vez hasta contra las cien.

No podía creerlo: ¿Cómo podía existir algo así? Cualquier persona, en su sano juicio habría parado su vida ante tales meteduras de pata... Hay una cosa que me da mucha pena y no puedo evitar bajar la cabeza: y es como una persona puede acabar con la vida de otra. Más pena me da cuando la protagonista de la historia soy yo... Entonces me da por llorar cuando estoy en el mejor momento y no sé reír cuando lo intento.

Llovía. Mi trabajo como periodista había concluido.
Tocaba beber y olvidar. Tocaba imaginar. Tocaba llorar, pero esta vez, no cayó ninguna lágrima... No sabía a que sabía el dulce...
Me metí un viaje, con una tableta fue suficiente... Llegué a las estrellas y aterricé... Dormí. Hasta ahora.

" y es que por mucho que intentes desaparecer, te acabas encontrando..."

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